‘’Había una vez en un reino muy lejano, (cercano a Quilpué), una joven estudiante de periodismo de la Universidad de Playa Ancha, la cual escribía un blog hasta que se fue a paro, y vivió feliz por siempre…Pero el siempre resultó ser solo tres meses, y colorín colorado, el caos universitario la bajó del blanco corcel.’’
¡Tantas lunas, tantas primaveras! Bienvenido, otra vez, lector amorfo al espacio donde elevamos la bandera – y a veces la quemamos – del imperio del ratón más famoso del último siglo.
Aquí vuelvo como una mala secuela de Disney, vuelvo como nunca lo hizo John Smith por Pocahontas, vuelvo como Los Increíbles 2 después de catorce años, vuelvo, vuelvo, amor, vuelvo…
Y como bien he mencionado en el título para la primera entrada ‘’post-regreso’’, empezaré con un tema que si has puesto atención, suelo mencionar indirecta – o directamente – en varios escritos…¡Un enorme (no) aplauso, entonces, para las secuelas de Disney!
Claramente, no me refiero a High School Musical 2, o alguna de la trilogía Toy Story, las cuales llegan a ser sellos clásicos de Disney. No. Las secuelas que se van a mencionar a continuación son una falta de respeto para los fanáticos, un insulto a los ojos, y muchas veces parecen ser el trabajo de un animador en plena práctica.
Por regla general, Disney comete el error de explotar sus éxitos. Ya lo podemos comprobar con la franquicia de Frozen, la cual el año pasado tuvo la fantástica idea de estrenar un cortometraje de tradiciones (gringas) navideñas a la par de Coco, y que incluso en el 2019 tendrá su segunda parte.
Sin enredarme más, comencemos la masacre, digo, opiniones del porqué crear una secuela en Disney no es sólo una mala idea, sino una maldición que arruina por absoluto tanto a los personajes iniciales como las historias que ya conocemos.
ADVERTENCIA: Lector, si tu película favorita de Disney, aquella que te hace sonreír y recordar tu infancia, la que ves constantemente, se encuentra dentro de las escogidas por esta humilde escritora, no es una ofensa personal ni nada por el estilo. Como dicen en la televisión; cualquier hecho parecido a la realidad es pura coincidencia. Para gustos, colores (Aunque el tuyo, lectorcillo, es bastante malo, upsi)
1.- Mulán 2
Cabe mencionar lo siguiente: esta será la única vez que le daremos espacio a dicho filme en este blog, gracias.
Todos conocemos la película de Mulán; la muchachita que decide ir a la guerra en lugar de su padre enfermo, y para eso deberá fingir ser un hombre, puesto que las mujeres tenían un único objetivo – como se puede ver en la canción inicial; Nos vas a brindar honor – que era casarse.
En esta primera entrega nos encontramos con una protagonista independiente, valiente, y que va más allá de los estereotipos o estigmas, luchando contra los roles de género desde 1998, lo que fue un gran avance para la época en la compañía. Incluso el amor romántico pasa a un segundo plano, ya que lo importante es salvar a China. 
Peeeero, claramente, Disney no la podía dejar así, ¿cierto?. Era muy necesario el responder; ¿luego de salvar a China, qué? ¡Hagamos una continuación, seis años más tarde con peores gráficas, y destruyamos por completo todo lo que quisimos enseñar con la primera!
¿Resultado?: ¡Mulán 2!
En esta entrega los valores de Mulán, y características que la distinguen por lejos de muchas otras princesas oficiales de la franquicia, desaparecen.
Para comenzar, la trama gira en torno a la boda de Mulancilla y el general Li Shang. En busca de un final feliz (pues terminar siendo una heroína en la anterior no fue suficiente) todos se unen a un mismo propósito: enamorarse. Y es que no solamente la guerrera recibe esta »bendición» de emparejarse, sino que sus tres amigos consiguen novias por igual. Estas no son nada más ni nada menos que las hijas del Emperador, quién por mala memoria, u otra razón, las menciona por primera vez en esta entrega (Debe ser bien mal padre este señor, ya que siendo atacados por los Unos, nunca mencionó protección a su familia, pero bueno, ¿quién soy para meterme con la lógica animada?)
Para echar más amor al aire, el emperador les encargó a Mulán y Shang, ir a un país vecino para casar a las tres hijas con completos extraños. Sí, toda la película se encarga de uniones matrimoniales, y peleas de la pareja protagonista por cosas tan clichés como; »Mujer quiere pedir dirección, hombre no» (Incluso este galán chino, se atreve a contradecir a la, repito, salvadora de TODA CHINA)
Una secuela carente de relevancia que se encargó de destruir la principal historia con tal de darle un esposo a la pobre, paaaabre, Mulán.
PD: Lo único interesante entre enormes cantidades de drama innecesario, fue la muerte de Shang, quien tristemente al final no estaba muerto, si no que andaba de parranda. Y llega a casarse con Mulán, buagh, buagh, buagh. 
2.- Pocahontas 2
Si la película descrita arriba arruinó la historia, aquí se atrevieron a arruinar los personajes.
Ante la desgarradora realidad de otra princesa que se salvó del »juntos para siempre», necesitaron crear una secuela con malas gráficas para entregar una historia de amor completa. Y seré honesta, si la trama siguiese el rumbo de la primera parte, no tendría muchos problemas con Pocahontas: Viaje a un nuevo mundo. 
Para los que no recuerdan bien Pocahontas, resumiré: el final nos enseña a John Smith (interés amoroso) regresando a Londres tras una herida de bala, puesto que en Inglaterra existen los recursos médicos para salvar su vida, y no en Virginia (Colonia que algún día sería parte de Estados Unidos).
Él le pide a Pocahontas que lo acompañe. Lo esperado era que ambos se fueran. Ella al fin y al cabo, siempre tuvo el sueño de conocer nuevos lugares e ir en contra de lo que su padre planeaba (casarla, como todo papito del año quiere). No obstante, nuestra protagonista por miedo, resolución tras todo el caos que surgió, o simplemente no poder abandonar a su pueblo, decide quedarse en su tierra. Se despiden, lágrimas por aquí, lágrimas por allá…(Muchas mías cada vez que la veo).
Un final agridulce que logra un cierre memorable hasta que aparece la segunda parte. Esta película viene bien acompañada de un nuevo interés amoroso para la aborigen americana: John Rolfe. Es un emisario del Rey de Inglaterra, quién desea hablar con la líder del pueblo por temas territoriales, y Pocahontas al ser la única que habla el idioma del hombre blanco, aceptará viajar a Londres.
Es necesario agregar que John Smith desde hace años se encuentra desaparecido, y muchos lo creen muerto. (¡Drama al más puro estilo de la Rosa de Guadalupe!)
Obviamente, los fieles fanáticos de Disney no podíamos olvidar fácilmente al John Real (así lo denominaremos en este blog), por lo tanto, los animadores hicieron lo único prohibido en cualquier secuela que desee ser digna de su antecesora: destruir al personaje.
De un momento a otro, John Falso (Rolfe) empieza a comprender a Pocahontas hasta el punto de casi poder leerle la mente, aunque también intenta convertirla en una dama inglesa, independiente de sus raíces.
Y para agregar más salsa al asunto, John Real está vivo. Por años fue perseguido por Ratcliffe, (villano de la primera película), quién inventó crímenes en su contra. Sin embargo, John Real Smith, no es el mismo; ahora lo único que quiere es conseguir un barco, e ir por los mil mares a conocer otros mundos junto a Pocahontas. Es arrogante y egoísta. Interrumpe a cada segundo a la protagonista cuando ésta quiere hablar. Casi en el final, obtiene su embarcación, y sin siquiera preguntarle, decide que juntos irán a navegar pues es su sueño. La excusa perfecta para lo que muchos temíamos: la ruptura. Él entiende que no es lo que ella desea, y ambos deciden seguir caminos separados.
Hablamos del mismo hombre que RECIBIÓ UNA BALA POR EL JEFE DE LA TRIBU (papito suegro), quién no trató de loca a Pocahontas por sus ganas de conocimiento, protegió a los indios incluso cuando éstos iban a matarlo (por un error de un amigo, no suyo, culpable de asesinar al prometido de la mujercita que lleva el nombre de la película), y que al estar herido con enormes posibilidades de morir, desea quedarse en Virginia, aún sabiendo que su única chance de vida se encuentra al otro lado del charco.
Pero, epa, epa, epa; hay que entregar espacio a John Falso Rolfe, el cual en unos días la conoce mejor que nadie, y John Smith termina siendo el sinónimo de todos los males.
Claro que parte de la historia se ve reflejada en la versión real de Pocahontas, quien se casó con John Rolfe. Además de ser la única princesa que tiene dos amores. No obstante, honestamente, hay veces que taaaanta realidad no es necesaria, Disney.
3.- La Sirenita 2
Esta es la menos dañina de todas, pero aún así se refleja un patrón similar con las otras secuelas: flojera en el guión e irrelevante hilo narrativo. 
En esta película, conocemos a Melody, hija de Ariel y Eric. Es una niña que en su bautizo se vio amenazada por la bruja del Mar (No Úrsula, sino que la flaca de su hermana hasta ese instante desconocida; Morgana) que busca venganza por la muerte de su hermana a manos de los actuales reyes, y al igual que la primera, quiere el tridente de Tritón. Por ello, Ariel, la Sirenita que tan traviesa y rebelde era, decide alejar a su hija del mar, llegando incluso a colocar murallas en la playa.
Sin embargo, como la manzana nunca cae lejos del árbol…Melody de todas formas se escapa para ir al océano. Es decir, repetimos el mismo concepto de la primera sirena, solamente que al revés. 
Recuerdo que cuando era una joven Isadora, mi encuentro con esta secuela fue mi primera gran decepción de Disney. Principalmente por ver a una Ariel tan madura, seria, y mamá, ya que su personaje era muy aburrido. Llegó incluso a caer mal por su leve interacción. No alcanzaba ni a ser un personaje secundario de lo poco que hablaba.
(¡QUÉ PASA CON ESE CUELLO!)
Además existen muchos agujeros entre una película con la otra, casi como si los encargados nunca vieron la primera parte. En ésta Morgana jamás es mencionada, y su motivación era tan simple como tener celos de su hermana fallecida. Incluso los efectos de la pócima que le entrega a Melody (la cual asegura ser la misma que Úrsula utilizó) dan por resultado únicamente una cola, y no la deja desnuda ni muda como sucedió con su mamá en el pasado.
¿Acaso la pócima original no daba laringitis por al menos tres días?
Al parecer crear una buena trama que permita la sensación de un universo conectado, no es tan importante como entregarle una continuación a Ariel. La cual, ojo, no es conocer el mundo (su principal sueño), si no que: tener una hija (siendo hasta la fecha; la única princesa que se ha convertido en madre). Porque al igual que Pocahontas o Mulán, las mujeres no parecemos tener otro futuro que un buen matrimonio, hijitos, y una casa con perros (o cangrejos, en el caso de La Sirenita) 
Por éstas como tantas otras razones, a veces es mejor que Disney no toque demasiado sus primeras partes, a no ser que quiera entregar datos relevantes para los personajes, y que no parezca como si fuese todo una recreación nueva sin respetar la historia original.
Aún así, existen secuelas que se salvan de esta maldición, pero esa será información para contar en otro post (Si es que mi universidad no se va a paro otra vez).
Por hoy las películas malditas, como las mencionadas, y muchas otras que por tiempo no nombré (El jorobado de Notre Dame, La Cenicienta,aunque la tres es mejor que la primera-, Aladdín, e incluso Pixar con Buscando a Dory) siguen en el triste recuerdo de mi mente mitad infantil, mitad adulta, y completamente etérea.
Debemos esperar que Disney no meta más las manos (o los guantes, ejem, ejem, chiste ratonero) en historias que, para bien o para mal, siguen en el corazón tal cual están sin arreglos. Al final del día, la imaginación del espectador es la mejor respuesta para todos los »¿qué habrá pasado?».
Por todos los valores que enseña era esencial que volviéramos a recordarla. Es un personaje querido, y con una de las canciones y ami-mascotas (porque si eres princesa 
DISNEY A LA VENA 